Mindfulness es la capacidad innata del ser humano de vivir con atención o consciencia plena el momento presente, en lugar de estar rumiando sobre cosas pasadas o temiendo y proyectando cosas futuras. Dado que es una capacidad, es posible entrenarla y reforzarla, facilitando así mayor bienestar emocional y mayor serenidad para tomar decisiones en el día a día.
Existen diversas vías para favorecer nuestra atención plena, que no requieren un esfuerzo extra por nuestra parte y que pueden incorporarse naturalmente en nuestra vida cotidiana y a cualquier edad. Desde la primera hora de la mañana, podemos comenzar el día tomando consciencia de nuestros hábitos o rutinas (p.ej. lavarnos los dientes, vestirnos, desayunar,…), continuar nuestra jornada observando con detenimiento nuestras actividades en el trabajo, en el colegio, en casa, o en nuestro tiempo libre, e incluso prestando atención a cómo nos sentimos al finalizar el día.
Del mismo modo, encontramos las prácticas basadas en la meditación (que no relajación ni evasión o mente en blanco) de carácter más formal y de tradición milenaria, y que también podemos incorporar en nuestro día a día, procurando momentos de silencio en contacto con nuestra respiración, nuestras sensaciones y emociones, nuestros pensamientos y nuestro entorno. La meditación, como pilar indispensable de una filosofía de vida saludable (y no necesariamente religiosa), puede practicarse diariamente, tanto como se quiera, teniendo siempre en cuenta que requiere compromiso, paciencia, ausencia de juicio y, especialmente, aceptación por aquello que se contempla.
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Todas estas prácticas y todos estos momentos atencionales y de autocuidado contribuyen a disfrutar más de lo que tenemos ante nosotros/as, sin anticipar ni apegarnos a lo ya vivido, permitiendo así que nuestro exceso de actividad cerebral se module, consiguiendo un estado de mayor sosiego y de paz en medio de una vorágine de estrés y de competitividad social.
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